martes, mayo 20, 2008

ORACIÓN-VÍDEO:"FE DINAMICA Y EXPECTANTE"

ORACIÓN-VÍDEO: FE DINÁMICA Y EXPECTANTE
Introducción – Comentario del vídeo: Fe dinámica y expectante
Por: Prof. Dr. Mervy Enrique González Fuenmayor
Martes 20 de mayo de 2008, 5:30pm
Ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur

Existe un sector de la sociedad que piensa que con solamente decir “creo en Dios”, ello es suficiente para “tener siquiera oportunidad” de ingresar al reino de los cielos ¡Cuán equivocados están estos hermanos y congéneres! A la sazón, recordamos la palabra de Dios cuando afirma que: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21. Esta sentencia, pronunciada por el mismo Jesús, nos conduce a pensar sobre la necesidad de profesar una fe auténtica, activa y evidentemente manifiesta y notoria. Más claro no se puede ser. Jesús nos enseñó que no es posible hablar de la Buena Noticia, es decir, de la Vida Eterna y del Advenimiento del Reino del Amor, sin que hayamos interiorizado la situación que nos conduce a subordinarnos total y absolutamente a la Palabra de Dios. A postrarnos en su presencia. Para los que aún no entiendan y comprendan lo que significa postrarse, ello traduce en colocar nuestro mentón en tierra y la cabeza gacha o abajo: es una señal de reconocimiento absoluto de que sobre nuestro ser y sobre nuestra mente cuerpo y espíritu reina un solo Dios trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Que esa creencia y fe debe ser dinámica y expectante. Dinámica porque va creciendo en la medida en que se va enriqueciendo con la palabra y la experiencia; y expectante, que viene del latín “espes”, que traduce en esperar la segunda venida de nuestro Señor Jesús, para que se instaure definitivamente el Reino de los Cielos. Una persona que no tenga fe dinámica y expectante no es un buen cristiano –yo diría: ni siquiera es cristiano-, ya que quien se dice fervoroso creyente siempre continuará cumpliendo los preceptos del Señor sin importar para ello la situación particular que esté viviendo. Si estás enfermo, si vives en la pobreza, si tus amigos reniegan de ti, aún si tu familia te ha abandonado, no importa. Solamente Dios basta, y estando con Dios ¿Qué habrá de hacernos falta? ¿Quién como Dios?

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