lunes, julio 28, 2008

Oración-Audio: "El Don de Piedad".

Exhortamos a los navegantes de la red a escuchar esta oración dedicada especialmente para aquellos que están pasando por situaciones de depresión, aislamiento, tristeza, ansiedad, desasosiego, pena y/o por un fracaso o un golpe de tribulación o tragedia que la vida les ha dado en este momento. Al reflexionar y practicar esta oración por varias veces, te dará la oportunidad de revisar y cambiar las cosas que hasta este momento te afectan, pues es el mismísimo Dios quien te guiará para que logres lo anteriormente señalado. Hazlo, aunque sólo sea por probar:





Por: Prof. Dr. Mervy Enrique González Fuenmayor

Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur

Tomada de su versión original de fecha miércoles 11 de marzo de 1998

Trasladada a la Red en fecha domingo 27 de julio de 2008

Hora: 1:59pm

(Fragmentos elegidos de la sección: "MERVY GONZÁLEZ ESTÁ CONVERSANDO CON…” que formó parte de un programa radial en el que participó como conductor por espacio de cuatro años aproximadamente: 1996, 1997, 1998, 1999, que se trasmitía en una estación radioeléctrica ubicada en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur).

ORACIÓN

El hombre es un misterio, no es fácil descifrar su realidad interna, con frecuencia demasiado compleja. En su vida se dan las encrucijadas más dispares: sentimientos, razones, gustos, alegrías, tristezas, esperanzas, desilusiones, criterios culturales. Una red de mil conjuntos trama su personalidad. En este momento cruzo por un desierto de aislamiento, de soledad y de tristeza. Es un desierto inesperado en el que la carne se ve a sí misma marchita y sin vida, el corazón vacío huérfano de amor y al mismo tiempo con hambre y con deseo de de cariño y de amor, necesitado de familia. De repente recuerdo el pasaje de San Pablo en su carta a los Romanos, en el que habla de esta dualidad y del amor del Padre, abro el texto y serenamente me detengo en su lectura y nos dice la Palabra del Señor, que los que se guían por la carne, piensan y desean lo que es de la carne. Los que son conducidos por el Espíritu Santo van a lo espiritual, la carne tiende a la muerte, mientras que el Espíritu Santo se propone vida y paz. Ustedes no son de la carne sino del Espíritu, pues el Espíritu habita en ustedes. Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios, pues no han recibido un espíritu de esclavitud que los lleve otra vez a tener miedo, sino el Espíritu Santo que los hace hijos de Dios. Por este Espíritu nos dirigimos a Dios diciendo ABA: Padre, y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu, para dar testimonio que ya somos hijos de Dios. Amén y amén…

COMENTARIO

(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)

Cuando conversamos con el Señor, le glorificamos, le alabamos y le bendecimos. Estamos eternamente agradecidos Señor, porque con tu infinita misericordia enviaste a tu Hijo para que nos liberara y nos redimiera. Y en esta mañana, en esta conversación que hemos tenido contigo, Señor, hemos reflexionado sobre el Don de Piedad. Ese Don de Piedad que nos viene de lo alto a través del Espíritu Santo, Tú le concedes el don a todas tus criaturas. Bienaventurado el que recibe el don de piedad. Goza, no llores, esponja la flor de tu alma, recibe besos del cielo, Dios Padre te ama hermano y hermana radioyente. Deja que este maravilloso don del Espíritu, llene de paz y dulzura el cáliz de tu corazón. No te asustes si a tus ojos vienen poco a poco lágrimas, es el rocío del alma, déjalas correr, siéntelas como arden en tus mejillas y ama sosegadamente. Amigo y amiga radioyente el Don de Piedad nos relaciona íntimamente con el Padre, es como un hábito sobrenatural de intimidad graciosa con Él. El Don de Piedad te hace conocer la comunión de amor con Él, eres su hijo, eres su pequeño. Acostúmbrate a vivir y gustar de esta relación filial con gozo. Déjate amar, no tengas miedo. Él vela día y noche sobre ti, estás en su corazón aunque ahora te sientas frío y un poco aturdido. Esta comunión de Dios Padre contigo está cargada hermano y hermana radioyente de paz infinita. No hay palabra alguna que la defina, y debes tener cuidado especial en pretenderla definir, ni siquiera en comprenderla. Hazte pequeño, siéntete pequeño y ama como un niño abandonado. Amigo y amiga radioyente, déjate guiar por ahora, cierra los ojos, haz espacio al amor y escucha letra por letra las palabras que en este momento Dios pronuncia para ti. El Padre te ve en su Hijo, te hace imagen viva de Jesús, tu corazón, tu rostro, son el corazón y el rostro del Hijo. Acoge entonces pues esta adopción en lo más profundo o de tu ser. Animo, gozo, alegría...

NOTA DEL AUTOR

Amigos y amigas, esta oración con comentario incluido, forma parte de una larga lista de ellas y que movido por el Espíritu Santo, ofrendaba al Señor de Lunes a Viernes a las siete de la mañana, en un programa radial de opinión, en el que participaba en compañía de una periodista, en el cual mi persona le dedicaba tres minutos o más (dependiendo de la Producción y/o de Máster) a orar y analizar esa oración aplicándola a la cotidianidad de nuestra vida, de nuestros actos, de nuestras, alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, tragedias, tribulaciones, bonanza, prosperidad, bienestar, etc. Todo con la intención de establecer como verdad aquella según la cual Dios siempre está con nosotros, que todo lo que nos ocurre es para bien, que existe un plan o proyecto de salvación para cada uno de nosotros diseñado por el mismísimo Dios, cuyo cumplimiento, decisión y elección depende de ti. Así que —parafraseando la escritura bíblica— “DIOS NOS HIZO SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO, PERO NO NOS SALVARÁ SIN QUE LE OFREZCAMOS ESE CONSENTIMIENTO”. ES DECIR, NUESTRO PERMISO Y AUTORIZACIÓN. El Señor es un caballero, y está siempre a las puertas de nuestro corazón, para que le abramos y pueda entrar para guiar nuestra vida y ofrecernos su santidad, gozo, alegría, discernimiento, sabiduría, y sus infinitos dones espirituales y materiales. Esa estación radioeléctrica está situada -todavía está al aire- en la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia, República Bolivariana de Venezuela, América del Sur.

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