domingo, abril 26, 2009

ARTÍCULO.”LA RUTINA… ALGUNOS ELEMENTOS PARA IDENTIFICARLA “



ARTÍCULO.”LA RUTINA… ALGUNOS ELEMENTOS PARA IDENTIFICARLA “
POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO.ESTADO ZULIA. VENEZUELA. AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADO Y PUBLICADO EN LA RED DOMINGO 26 DE ABRIL DE 200

La rutina es un vocablo que generalmente tiene una connotación negativa. Y ésta negatividad deviene de las consecuencias poco agradables que genera la rutina. En términos generales al entenderse por rutina: la práctica frecuente, continua, tediosa, consuetudinaria, de situaciones, de hechos, de cosas. Pero también la rutina se va colando de manera insensible en todos los aspectos y áreas de nuestra vida. Es como una especie de niebla que furtivamente nos va invadiendo, nos va rodeando, nos va cercando y finalmente se entroniza en nuestra conducta, en nuestras actitudes, en nuestras decisiones, en una palabra invade nuestra mente, nuestro espíritu, nuestra alma, todo nuestro ser.

El diccionario de la Real Academia Española en su versión electrónica nos indica el significado de esta dañina y funesta situación o hecho: cómo puede

rutina.. (Del fr. routine, de route, ruta)..1. f. Costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas...2. f. Inform. Secuencia invariable de instrucciones que forma parte de un programa y se puede utilizar repetidamente.(Real Academia Española © Todos los derechos reservados )
Como puede observarse la rutina la asocian con una práctica inveterada, con la repetición de conductas, actitudes y hechos de manera mecánica y sin razonamiento alguno que haga comprensible esa rutina. Yo diría que desvoluntarización del ser humano, es la pérdida de la autonomía y de la independencia de nuestros hechos, de nuestros actos, de nuestra voluntad. Es el actuar por actuar. Es la práctica de una conducta aunque la misma no se quiera. Es perder el gusto por hacer las cosas que nos agradan. La rutina es un enemigo mortal para la alegría, para las buenas relaciones, para la felicidad y por ende para la paz. Quien vive bajo el segundo intensa rutina se transforme una persona triste, carente de la consecución de más metas y objetivos y ello lo lleva a sostener continuas discusiones y enfrentamientos con sus compañeros y amigos, lo cual generan situaciones de alteración, de mucha inquietud, de ausencia de paz.
Afirmamos que la rutina nos está acabando, cuando el trabajo excesivo nos aturde, cuando el hacer una o varias cosas, se convierte en la realización de un acto no querido, no deseado y a veces odiado. También hablamos de rutina cuando nos cansamos del trabajo que estamos haciendo, porque lo mismo todos los días. Nos referimos a la rutina cuando una vez que contraemos matrimonio, el amor, los deseos, las iniciativas, la costumbre etc. ha llegado a tal extremo que vemos en nuestra pareja a alguien que si bien es cierto amamos a veces nos cansa tener que cumplir obligaciones relacionadas con ella o el, porque son mecánicas nuestras actuaciones lo mismo que vacías o huecas las palabras que se dicen. La rutina ha llegado- - - afirmamos - - - cuando nos cansamos de comer lo mismo, cuando comemos en el mismo lugar, cuando el lugar que hemos seleccionado para disfrutar de nuestra vacaciones es el mismo, cuando todo lo que nos rodea es un marco inalterable, y notable, intangible y que prácticamente nos asfixia. Las horas de comida son una tortura y un tormento. Estamos cansados de comer lo mismo, de hacerlo en el mismo lugar, de repetir las mismas palabras, de verla mismas caras, los mismos platos y accesorios, de tener que cumplir con nuestras obligaciones aunque no lo queramos. Hay rutina cuando en lugar de disfrutar nuestros ratos de descanso, de ocio libre entretenimiento, discurre en una monotonía, en un tedio, casi en una agonía que nos desgasta.

No hay lugar donde la rutina no deje sus efectos perniciosos. Así en el trabajo, como en nuestras labores académicas, lo mismo que en las relaciones personales, filiales y conyugales. La rutina se apodera de todos nuestros espacios, nos quita la alegría de vivir, convierte la vida en el fardo tan pesado que al ser humano le cuesta cumplir hasta con las más elementales tareas verbigracia: cepillarse, bañarse, vestirse adecuadamente, participar más activamente en la comunidad etc.


"La rutina es como la blanca termita, que, silenciosa e invisible, avanza por las entrañas de la madera ,hasta corroerla y debilitar los fundamentos del edificio; es como la penumbra que, imperceptiblemente, se desliza en los aposentos interiores a la hora del crepúsculo; por no ser luz, no es amada; por no ser oscuridad, no es temida. Y así, pasa desapercibida. Se le llama la rutina”. (LARRAÑAGA Ignacio, " DEL SUFRIMIENTO A LA PAZ”. Caracas-Venezuela Ediciones San Pablo. 1997. Pág. 65).

Ya lo habíamos señalado al comienzo de este artículo, la rutina es insensible. Se va internando nuestra vida, la va invadiendo, ocupa todos sus espacios, para ella no hay ningún lugar, ninguna conducta, ninguna posición, ninguna actitud, ningún afecto, ninguna actividad que puede escapar de su nocivo control y atosigamiento. Nada más peligroso que la rutina para destruir la paz, las uniones matrimoniales, las buenas relaciones interpersonales etc.

"no es carcinoma ni tampoco un virus. No aparece tipificada en ningún cuadro patológico. Los profesionales no la conocen, o al menos no se preocupan de ella. Por eso nadie estudia su etiología ni se buscan remedio para combatir la. No se mete en aventuras ni se mezcla en escándalos. Pasa tan desapercibida que nadie se asusta ni siquiera de su sombra." (LARRAÑAGA Ignacio, " DEL SUFRIMIENTO A LA PAZ”. Obra citada, pág. 65-66).

Es tan peligrosa la rutina que como no ha sido estudiada o por lo menos no se le ha abordado con la complejidad, el tiempo y los recursos que exige su tratamiento, como otros fenómenos clima desde la sociedad; por ésa razón como bien lo dice Larrañaga su presencia no alarma ni coloca en situación de defensa o prevención a quien la padece o a la sociedad a la que afecta. Es como una enfermedad que la gente considera: " benigna", pero que realmente es más peligrosa que el propio sida, el cáncer, las drogas o las enfermedades cardiovasculares. Ésta afirmación no es peregrina ni tampoco insustancial. La rutina afecta no solamente a una persona, si no que extiende sus tentáculos a todo su entorno, al conglomerado en el que se desempeña esa persona y ese conglomerado a su vez puede eventualmente proyectar las consecuencias de esa rutina a nuevas personas. Es decir que el efecto multiplicativo de la rutina es descomunal y amenaza grandemente la especie humana: así como lo escucha y como lo lee. Si no tomamos los correctivos pertinentes de la manera más rápida, nuestra humanidad, nuestra sociedad, será la sociedad de los hombres zombis, de los hombres mecanizados, de los hombres sin voluntad y consecuencialmente abandonados a su suerte por no utilizar su cerebro, su mente, su espíritu y el libre albedrío que Dios nos dio. Y es precisamente el alejamiento del hombre hacia Dios, lo que permite que los verdaderos valores vinculados con la justicia , la verdad , la alegría, la paz, el descanso, la felicidad etc. hayan sido desplazados por el cumplimiento de metas relacionadas con el dinero, el poder, las drogas, la fornicaciones, los adulterios, el alcohol, el quebrantamiento derechos humanos etcétera.

Tales son algunas de las manifestaciones de la rutina y que como ya ha quedado escrito pueden ser tan graves que pudieran ocasionar inclusive la muerte de una persona, pues al no poder disfrutar de cada uno de sus actividades, al no vivir con alegría los momentos que naturalmente la poseen, cuando no se realizan las actividades con el entusiasmo, con la tenacidad y con la buena disposición requeridas para un logro más óptimo, eficiente y productivo de aquellas, irremediablemente ese sujeto, esa persona, ese ser humano entra en una fase de rutina que lo llevará a aislarse, a transformarse en un ser apático, poco comprometido y solidario con la causas nobles de la sociedad, con muestras y signos de agresividad, intolerancia y violencia. A los lectores les recomiendo ampliamente el libro ya citado con la seguridad de que su lectura y análisis, contribuirá al crecimiento personal de cada uno de nosotros.
Recuerde amigo lector estas reflexiones, para que nunca le restes importancia a la rutina. Existen casos en los cuales las condiciones para que aparezca la rutina son: hastío, tedio, tibieza, aburrimiento, monotonía, fastidio, nostalgia, pesadez, desgano etc. Es probable que la rutina conduzca a la depresión. De ello pudieran dar fe los psicólogos y los psiquiatras, lo mismo que los sociólogos. Por no ser el campo de mi profesionalización preferiría más bien que los especialistas sean quienes se pronuncien al respecto. De manera que estas afirmaciones lo son a título de reflexiones, más no obedecen a la especialización del autor de este artículo. Únicamente nos motiva la preocupación por algunos temas puntuales, los que orientan mi actuación a analizarlos desde la perspectiva del ciudadano común, pero con el auxilio documental de quienes sí manejan desde el punto de vista científico la temática seleccionada para desarrollar .Ánimo, gozo, alegría…


EIQUETAS: pesadez, desgano, tibieza, nostalgia, fastidio,


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